JacquelineB.
Aunque a veces tienes que hacer las cosas treinta veces, hay ocasiones en las que apenas con tal énfasis llegas a algún lugar. Hay personas que no entienden el mensaje a la primera... Quizá es que no estoy acostumbrada a eso, por eso me hace tanto ruido. Me siento mejor hoy que ayer, eso sí. Abrí muchas cosas viejas que tenía encerradas en un cajón y releí. Revisité. No puedes evitar la melancolía por más que quieras. A pesar de que trato de bloquear esas sensaciones que nada bueno me traen, vuelvo a ver todos esos detalles y me enternecen. No sé si es el detalle en sí, la época navideña o el frío.
JacquelineB.
Hoy fue un día mejor. Me gustan las sorpresas. No, en mi día no hubo sorpresas ni nada por el estilo. Sí me gustan las sorpresas, sobre todo recibirlas. Pero cómo me encanta hacerlas... y sobre todo una como la que estoy haciendo. Creo que es la sorpresa más grande y elaborada que le hecho a alguien. No sé siquiera por qué lo estoy haciendo, pero me ganaron las ganas y aquí me tiene. Tengo una ola de ocurrencias en la mente y el día cada vez se acerca más. No tengo tiempo y muchas cosas que me gustaría estuvieran terminadas para ese entonces.

Yo ya había pensado en hacer esto desde hace muchísimo tiempo. Meses. Lo iba a hacer antes en otro momento, pero por causas de fuerza mayor no lo pude hacer. Según yo lo iba a posponer para la siguiente fecha especial que viniera... Y aunque en teoría esa fecha perdió algo de meaning hace unos días, creo que no me importa. Creo que de todos modos tengo que hacerlo. Quiero hacerlo. A ver de dónde saco dinero para hacerlo jaja, pero me agrada la idea... Me agrada y creo que sí me siento bien.
JacquelineB.
Traigo un severo caso de Christmas blues. Ni de broma es como en años pasados, creo que es la primera vez que me pega así de fuerte. No tanto parra traumarme y paralizarme de hacer lo que tengo que hacer, levantarme en las mañanas, salir a correr. Pero WOW, en verdad, qué pesado se siente. Me la paso quejándome, ¿no? Siempre hablo de las cargas pesadas, de que ya no puedo con tanto revolterío en la cabeza, de que me arde el corazón... etcétera, etcétera.

Al final del día son puras pamplinas. Pero hoy, ayer, la semana pasada, este último mes, en realidad no estoy exagerando. No estoy jugando el papel de víctima. No soy víctima de nada. Pero esta vez el dolor es más real que nunca... Ya no es exagerarlo para recibir atención, cariño, consejo de los demás. Es ridículamente genuino y fuerte. El problema es que ahora esa atención, cariño y consejo... no creo que me sirvan de nada.

Es que tengo las manos amarradas. Soy una persona que constantemente sabe qué tiene que hacer para lograr la meta. Por lo general sé cómo vencer los obstáculos, siempre he tenido la fuerza para hacerlo, la voluntad para avanzar, la inteligencia de tácticas. Pero, ¿qué hago cuando la resolución de un problema grande no está en mis manos? Realmente sólo puedo intentar hasta cierto punto, y ese sentimiento de impotencia me vuelve loca. Es que estoy loca. Creo que puedo arreglar el mundo y quizá debería pisar tierra... A pesar de que estamos en el umbral de Navidad y se vale soñar. En este caso no aplica y creo que es por eso que me siento así.

Tengo mucho frío. Pero creo que más que frío, tengo miedo. Sí. Soy alguien que constantemente tiene mucho miedo, pero por dentro siempre tengo confianza de poder vencerlo. Ahora no. La impotencia hace que el miedo se apodere de mí, mis manos amarradas hacen que me aterrorice más. El solo pensamiento de que esto ya no está en mí, que ya no puedo hacer nada, que ya nada depende de mí, que no está en mis manos... me da miedo. Si tuviera toda la confianza del mundo, no tendría por qué sentirme así. Pero esa confianza que alguna vez tuve, me la quitaron. ¿Cómo caminar tranquilamente con el corazón desprotegido? Mi paranoia en aumento.
JacquelineB.
Buscamos amor en los lugares más extraños. Hay veces en que nos sentimos tan solos que vamos a dar a lugares que hasta muchos pensarían que está mal recurrir a ellos, pero a veces no nos queda de otra. Es simplemente otra manera de sentirnos amados, que al menos hay alguien que sí valora algo de ti. Después de querer amar tanto, es tanta la necesidad de sentir algo de reciprocidad. Se ha vuelto difícil obtenerla, por eso terminamos obteniéndola falsamente de maneras tan raras. Como realmente no perdermos nada, no hay mucho problema. Aunque sea clandestino, aunque sea amor falso, es mejor eso a nada. No hay amor.

Algún día entenderé por qué digo y hago tantas tonterías, por qué caigo en la tentación de las incoherencias. Quizá es para sentir menos, para adormecer aquello que me duele dentro, para ver si se me olvida un poco. He visto que funciona en el momento, pero al rato el recuerdo que "olvidé" se intensifica y no dejo de pensar por tres días. Es como una dosis, de las malas, que me calla la mente por unos momentos, me hace sentir que de algo sirvo y mi mente puede divagar en cosas diferentes.

Eso es. Siento que no le sirvo para nada a nadie últimamente. En objeto, no obtengo nada a cambio, pero me vendo la idea de que sí y por eso lo hago. Me dan unas jaquecas brutas, punzadas en la sien. Me levanto sin saber dónde estoy y tengo que darme 2 o 3 baños para sentirme limpia de nuevo. Este veneno me recorre todo el cuerpo con sensaciones desconocidas, cosquilleos, diferentes rincones se me despiertan de repente. Se me olvida que el mundo existe, se me olvida que el corazón me duele, se me olvida que la mente me retumba. Sólo pienso en el calor, el nuevo día y el café por la mañana. Salgo a correr, lo sudo y vuelvo a empezar.
JacquelineB.
Hace mucho que no pisaba estas andadas. No ha cambiado mucho... De hecho, no ha cambiado nada. Y creo que ese es el problema. Cómo me fascino de detectar los problemas, hacérselos saber a la gente que se ha acostumbrado a ser ciega. No me sirve para nada, porque al final del día los problemas se quedan ahí... Y ahí estoy yo envuelta entre todos ellos. Odio los problemas. La verdad son excusas para sentirnos vivos, que servimos de algo, que tenemos individualidad. Pero nadie puede esquivar las masas, nadie puede decir que es lo suficientemente único como para librarse de ellas... Y ese también es un problema.

Pero harta como estoy, ya para este punto, se me viene resbalando. No pongo la misma atención que antes porque se me quitó la obsesividad un poco. No le he quitado su prioridad, pero sí he mecanizado mejor la manera en que "enfrento" algo que no me gusta. Es que siempre he sido igual. Las evoluciones como tal no existen, por dentro sigo sintiendo lo mismo, simplemente externo las emociones de otra manera. Así que soy la misma huerca que era cuando tenía 17, según ella más madura... pero por desgracia con la misma inteligencia emocional. Lo único que he aprendido es a manejarme mejor con la gente, pero por dentro soy el mismo caos. A eso le llamo objetividad. Poder admitirlo y decir esto de mí misma siento que es un paso.

No hago sentido. No pretendo hacerlo. Necesitaba un desahogue ahora que me siento algo sola y me quedan tantos días de ocio... Hay que llenarlos de algo. Diciembre solía fascinarme tanto. ¿Por qué no me he fascinado todavía si ya estamos en el día 11? Me emocionó poner el pino de navidad, debo admitirlo. Fue algo triste porque no es como antes que los seis de nosotros lo poníanmos, entre todos.

Caminar ya no es difícil. Lo estoy haciendo a un paso nada constante, pero lo hago. No es pesado porque ya me las sé todas. Ya hasta las predigo. En sus ojos se nota cuando algo suena incoherente, sus manos le tiemblan y mis párpados se caen de nuevo con otra decepción... No aprenden. Mira, es que los hombres creen que cuando se les reclama algo sólo significa que no nos gusta y que nos vamos a enfadar si nos enteramos, "...si nos enteramos". Si no, ¡no hay problema! La vida sigue igual, ella feliz y yo cómodo rascándome el ombligo. No entienden el daño. No entienden que es para poner un STOP... No hay STOP. A ellos no les sirve para nada dejar de hacerlo, no ven la ganancia. Ven la pérdida que hay si la babosa se entera. Simplemente entienden que hay que encontrar una manera de seguirlo haciendo sin que le afecte. Idiotas. HACERLO es lo que afecta. Y aún más idiotas, porque mentir sobre ello afecta más, TANTO más. Es todo ridículo. Más cuando lo he pedido tantas veces, pero es tan grande lo que pido. No se puede. Es imposiblemente difícil. Hay que seguir maniobrando las cosas para que ella no se dé cuenta. Y ese pensar es el que me aprieta toda por dentro...

Ya no importa. Lo que importa es qué hacer ahora... Es una posición terriblemente difícil, incómoda hasta los talones. Odio ser la mala del cuento, pero a como soy manejando los problemas, siempre termino siendo la que tiene que hacer las decisiones amargas. Al menos no estoy perdiendo objetividad, al contrario. Quizá no estoy evaluando suficientemente bien lo que siento por dentro...

La verdad es que me duele mucho. Demasiado. Tanto que no me cabe en la cabeza. Le doy vueltas y no logro entender por qué. ¿En qué parte estoy mal? Sé que soy un dolor en el trasero y cuando algo me molesta, presiono. Aplico la presión hasta que se rompa. Ese es mi error. ¿Qué importa? ¿Qué fregados importa si ya es muy tarde? Maldito diciembre amargo. Quiero regresarme unos años y cambiarlo todo... Ya no puedo. Me da asco de tanto cansancio. Mi boca, en mi boca me dan gárgaras de desesperación. En los oídos sólo me retumba mi propia voz repitiendo lo mismo una y otra vez. Me odio así. No quiero ser así. Ya basta... Meses prometiendo que ahora será diferente. Pues se queda en promesas... y yo me quedo sola, con el frío y la amargura.
JacquelineB.
JacquelineB.
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restallaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer. Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano. la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.

-Julio Cortázar.
JacquelineB.
"Tenía admirables cabellos castaños, matizados con reflejos de oro; una frente
que parecía de mármol; mejillas que arecían formadas de hojas de rosa; un
sonrosado pálido; una blancura que revelaba cierta emoción interior; una boca de
forma exquisita de la cual se desprendía la sonrisa como una luz y la palabra
como una música; una cabeza que Rafael hubiera dado a María, colocada sobre un
cuello que Jean Goujon hubiera dado a Venus.

Y para que nada faltase a aquella
figura encantadora, la nariz no era bella, era linda; ni recta, ni aguileña, ni
italiana, ni griega; era la nariz parisiense, es decir, algo espiritual, fina,
irregular y pura, que desespera a los pintores y encanta a los poetas".
JacquelineB.
JacquelineB.
Ella corrió como nunca. Huyó de las garras de la desesperación. Era tanto su amor por el príncipe que antes de volverse loca, escapó de las tierras que tocaba su amado. Encontró un país con la ciudad más otoñal que se le ocurrió, para estar en sintonía con el ambiente. París había de ser su hogar de ahora en adelante... su santuario, podría decirse. La ciudad se veía en blanco y negro. Tenía que ir a un museo a observar pinturas sin parpadear, porque París, aún siendo ciudad de luz, era de puros tonos gris. Ella nunca se curó.

Mi silencio ya no es opaco. Mi calor aglomera habitaciones, busca banquetas donde arrastrarme. No quiere volar como antes. Se mueve bajo los pies ajenos. Encuentra su opuesto en cada... palabra... que recibe. No se rescata. No quiere ser rescatado. Presiente tus falsos movimientos. Escasean en mí. Me deja fría.

Ya no la busques ahí. Esa niña ya no te sabe esperar. Quiere ser mujer. Se alivia de ser infantil. Se pinta la boca. Prefiere no ser tonta. Comienza otro capítulo en su diario rosa. Crees muchas cosas y te sientes muchas otras. Pareces invencible. Orillas a que te contesten lo que quieres, pero no quieres escuchar. No, no, no. Ya vete. Me repugnas. No te reconozco. Sales de aquí creyendo en muchas cosas. Se rompe tu máscara por las noches y se atraviesa tu imagen que está cerca. Repite, repite. Los colores azules no te escuchan. Grita. Vuela. Imagina que te caes. ¿Qué sientes? ¿Cómo te ves? Piensas en algo pequeño, como siempre. Vístete de mi piel y trata de entender. Trata de ver... grande.

Parece que no quieres salir de ahí, estúpido ratón jodido. Te revuelvas en tu rincón cocinando tu cerebro con las ideas oscuras de todo. Te calificas de cuerdo, pero te maltratas tus muñecas amenazándote de muerte. Quieres buscarte, pero no esperas encontrarte. Te escondes y quieres que te escuchen. Los ecos no se entienden, ratoncillo. Mejor piérdete.

Recuerdos. Bailar con esas miradas, cantar con la voz de las entrañas, volar con los ojos puestos en el cielo y sonreírle a la luna. Esta es mi religión. La sigo. La creo. Mírame cuando estoy bella. No te pierdas los segundos en que me río con toda el alma. Busca mis ojos aunque te los esconda, corre detrás de mí si te escupí, abrázame más fuerte cada vez que te aviente más lejos. Así me doy cuenta que en realidad me amas. Te necesito tanto, tanto, tanto. Si oculto mi amor completo, talvez te quedes conmigo. Tal vez me ames como yo. Te quiero más de lo que crees, te anhelo en las noches más de lo que imagines, te sueño con más deseo de lo que eres capaz de concebir.

Sí, estoy loca por ti. Me enloquece tu solo recuerdo, me enloquecen las comisuras de tus labios, los nudillos de tus dedos y tus pies grandes. Viviría por siempre al lado tuyo. Permitiría que me toques, que me despeines, que me desgarres... cada vez más profundo. Me vestiría para ti cada día y por las noches me entregaría. Ya no te hagas. Ya no. Y ven a mí. Corre, corre, corre por mí. Ya te lloré lo suficiente, para que vengas a quedarte. No me pides que te dé ya más.

Sigue aquí y me harás tan, pero tan feliz. Búscame, bésame y júrame que lo que te falta está en mí. Ya no lloro, ya no escucho las canciones de primavera. Estoy en otoño. Y si muero, ya no dudes que mi amor, todo, todo, todo mi amor seguirá dentro de ti. Y no hablará si no es contigo. Perfumará por las noches tu amor, callará sin temor las lágrimas que me llorarás. Piensa bien lo que dirás en ese último suspiro, porque esas palabras las cantaré en la eternidad.

Cuando me hablas del amor, mi adentro te entiende. Me haces volar en un cielo etéreo que busca enloquecerme. Sabes encontrar mi mano en un mar de estrellas. Me encanta que sepas reconocerme en la multitud de voces en donde me pongo a jugar y perderme. Me amas a cualquier hora y en el lugar donde acordamos con la mirada. Me suavizas cuando me hablas, me ablandeces. Me ves tan grande con todos mis defectos. Me haces temblar de miedo frente a ti. Me busco en tus ojos, pero suelo sentir ahogarme y me escondo en mis párpados buscando refugio de tu fuerza. Aprendo a sentir tus caricias como si fuera la primera vez que tocas a una mujer. Me hablas de tus pensamientos con dolor ilusionado. Me parece que me enseñas a bailar, que me enseñas a moverme.

Eres mi misterio más grande. De repente eres el hombre más grande, grandioso, alto que jamás ha existido. Y en otro momento te conviertes en un enano pequeño, rendido de cansancio en mis piernas. No sé a dónde vas a parar a veces. Sé que te cobijas con mis brazos y entierras mis manos en tus cabellos. Y sé que eres maravilloso porque te sé capaz de amarme.

Mi voz se parece tanto a la tuya cuando nos entregamos al éxtasis del silencio que nos protege de malos ojos. Se confunden tras un vidrio que nos alimenta de la intimidad que buscamos. Y de repente las paredes se hacen suaves, las cascadas callan y caen más lento, el aire se detiene y el tiempo sopla. Los muebles se convierten en cuanta cosa queremos. Las sillas son las piedras de aquel valle en que todos se enamoran...

Pero no te conozco. No estás. No te he visto. Me despierto segura de que me dormí en tu hombro y no encuentro nada. Te sueño. Te idealizo de mil y un maneras pero no te apareces. No sé si te escondes, o simplemente... no existes. Pero te espero. Juro que estás en algún lugar del mundo y que también me esperas a mí. Me sueñas también. El mundo es grande y nos hemos tardado en correr a los brazos del otro. Pero nos encontraremos. Ya estás aquí, nadamás me falta verte. Me falta tu cuerpo para poder tocarte. Me falta tu voz y me faltan tus manos. Me faltan tus risas y tus comentarios fuera de lugar. Necesito que me tomes, me cargues, me lleves lejos y cerca.

Ve al valle... ahí te espero, sola, sentada en una piedra junto al lago y el hogar a mil mariposas. Estoy ahí, jugando con los pies descalzos a salpicar el agua que corre fresca gracias a las cascadas de vida. Todos los demás juegan con su otro mientras yo sigo en la espera. Y no me muevo. El sol envuelve mi piel porque no hay nadie más que lo haga. Estoy esperando que una sombra aparezca a mis espaldas, me cargue y me hunda en el agua más fresca que he tomado. Ahí te espero. Anda. Ve, encuéntrame y enamórame.
JacquelineB.
Quizá me la bañé con la entrada anterior, esperando que todo mundo entendiera cuando estaba algo difícil. Pero como dijo César, el título y en sí el contenido del video habla mucho. Y pues, en cuanto a la letra, se trata de una mujer que nomás no se decide qué ropa ponerse, porque tiene demasiada y muy variada. "Elle sait jamais ce qu'elle veut"... Nunca sabe lo que quiere.

Pero es que ese no es el caso. No entienden. No pueden entender y no espero que entiendan. Sabe lo que quiere pero no lo encuentra. Y no lo encuentra probablemente porque no lo busca bien. O a lo mejor no lo busca bien por ciega, bruta o ignorante. Es muy distraída, además. Agrégale que siempre anda en la luna según ella buscando lo que quiere, y lo que quiere está en el mundo real, abajo de ella, sobre la tierra, entre nosotros. Pero nomás no lo ve. No sé si no lo encuentra porque está escondido o porque ella no lo quiere ver. ¿Por qué no quiere ver? Presume querer pero si realmente quisiera, ¿no lo hubiera encontrado ya?

Es una mentira. Sé que lo quiere, es un hecho. Tan hecho es como es un hecho que la luna viene después del sol. Jugar con las palabras nunca ayudó a nadie. Más que ayuda, trae desayuda. Desespera. Frustra. Mejor que sea lo que es y basta de decoraciones. Lo quiere. Lo busca. No lo encuentra aún... pero lo quiere, lo busca. No se decide porque no sabe todavía. Pero estuvo siempre la promesa de que sabrá. Y de ahí se agarra, se aferra.
JacquelineB.
JacquelineB.
En verdad, no me siento tan diferente a como me sentía cuando escribí la entrada pasada. La releí ahorita, y me dí cuenta que en esencia, sigo sintiendo casi lo mismo. Sin embargo, "remodelar" mi cuarto ha sido algo que quién sabe por qué me ha ayudado. Reestructurarlo me hizo ver que necesito una pequeña reestructuración en mí misma. Sentía que pintaba las propias paredes de mi mente mientras pintaba las de mi cuarto, y de un color más brillante y cálido. Melón claro para las paredes, rojo salmón para el techo. Calor.

He tenido ya, desde hace tiempo, una cierta necesidad de reorganizar algunas cosas en mi vida. Hubo un momento en el que estaba un poco ciega y creía que todo iba de cierta manera bien, pero mi mente estaba en otro lado. Cuando caí de la nube me dí cuenta que estaba encaminada para un lugar bastante borroso. Una niebla infinita de dudas. Es diferente cuando caminas hacia algo brillante, aunque no sepas qué es. Otra cosa es deliberadamente elegir un camino con fog.

Me tuve que parar. Y sigo algo estancada aún, pero tomando riendas. Más que deternerma a analizar posibilidades y demás tonterías externas, es voltear a verme a mí misma. Introspección. Me detuve en ese laberinto lleno de niebla, parada con las piernas juntas, las manos acurrucadas debajo de mi cuello, los ojos cerrados... y el corazón abierto. Me metí en él y reencontré todas aquellas cosas que había estado poniendo a un lado por la inercia de la vida. La fuera natural de energía que me levanta todos los días, en una rutina que ni alcanzo a distinguir, me estaba guiando sutilmente para un lado dudoso, que a lo mejor quiero alcanzar, pero a lo mejor no.

Sigo detenida, pero avanzando en el propio laberinto que tengo dentro. No se trata de apresurarme, porque no estoy enferma ni me estoy muriendo. Estas cosas que hacen que me detenga son buenas. Realmente sólo son malas cuando son demasiado recurrentes, o cuando son demasiado pensadas que ni te dejan vivir. Gracias a Dios conmigo no llega a ese nivel. Entonces, cuando me pasa, aprovecho para limpiar los polvos. Siempre hay polvos, y si no me detengo una vez cada 1,000 días me ahogo en él.

Más que "reencontrarme" u otra palabra así bien rebuscada, es un intento por despejar caminos y enredaderas. Porque hay tantas cosas que quiero hacer, pero hay muchos peros. Esos peros son los que quiero superar. Algunos son nudos que yo misma me puse y que tengo que deshacer. Otros son obstáculos que no están en mí pero que puedo modificar con mis poderes persuasivos, jaja. Y otros son simples miedos o inseguridades en mí misma, que tengo que buscar superar para poder aventarme.

Y esa es la finalidad, después de todo. Aventarme. Ese miedo, ese constante análisis, tiene que bajar al menos a la mitad. Ya basta con la paranoia, con le inseguridad, con la inquietud. Tampoco puedo pasarme toda la juventud discriminando qué me conviene y qué no. En realidad, ya sé y siempre supe lo que quiero. En teoría, ya sé cómo lograr todo eso. Y más o menos se puede decir que sé por dónde empezar. Entonces, ya. ¿Qué me falta? No tengo ninguna excusa ya. Y no me dejaré escarbar más para encontrar alguna otra.

Si tengo que empezar desde cero, que así sea. No me importa tardarme, que el paseo es todo el chiste, o al menos gran parte de él. No más estancamientos, y por ende, no más remordimientos. ¿Y que si sí? ¿Y qué si no? Cómo cansan esas preguntas. Ya sé lo que quiero. Si encuentro algo que no es, pues es un no. Si lo encuentro, entonces sí. La fórmula es ridículamente fácil. No sé por qué no la he seguido desde un principio. Bueno, ya aprendí.

Pero okay, podrán ver en mi actitud que esto sí desgasta... me pone triste de vez en vez. Me desgasta.

JacquelineB.
Y así, de la nada, me topé de nuevo con un gajito de inspiración. Y lo gracioso es que es más literal de lo que parece, porque en efecto, estaba echándome a la boca el último gajo de una 'media naranja' cuando me dio. Es increíble de dónde salen estas cosas a veces. Nadie sabe cuándo ocurren, nadie tiene control sobre ellas, nadie puede predecirlas o hacer conjuros extraños y hacer que vengan a nostros y mágicamente arrasen con nuestros problemas. "Arrasando con la vida"... ¿qué significa eso? Ni siquiera sé si yo lo hago. Y si lo hago, ¿será bueno? Creo que primero tendría que meterme a los detalles básicos, como definir "arrasar" y demás cosas. Pero esa es otra historia.

No estoy en un bache, no estoy en un cruce, no estoy en un hoyo, no estoy en el limbo, no estoy con los pies en la tierra ni con la mente en las nubes, no estoy enojada, no tengo problemas serios, no estoy tan perdida como parece, no tengo deficiencias, no estoy insana o volviéndome loca, no estoy atterorizada en el pedestal del pico más alto, no estoy en peligro, no estoy insegura ni asustada, no estoy deprimida, no estoy decaída. Creo que simplemente... no estoy. O, al menos, quizá no estoy en la dimensión correcta. Pero tampoco significa un limbo o la perdición. Me siento un poco desterrada, desaprovechada, desganada, y más que nada... desapercibida. Eso es lo único que me podría realmente 'pegar' en estos momentos, ya que por cuestiones familiares, amorosas y vocacionales, me siento como desvanecida de mi propia vida, de mis sucesos y situaciones, del hilo de mis días.

Alguien dentro de mí que no soy yo no sé por qué me está privando de levantarme en las mañanas como solía levantarme. Meterme a bañar era más fácil y salir a correr era normal. Las tareas no me pesaban en lo más mínimo y caminar por los pasillos de la universidad escuchando música era glorioso. Subirme al camión y perderme era un hábito. Sentarme a leer en ese árbol tan mío era recurrido. Dormir una pequeña siesta de vez en cuando, salir a todos lados todo el tiempo, quedarme horas tocando el piano, escribir como loca en mi diario... así era yo, o al menos esas cosas las hacía diariamente. Quizá ha cambiado porque el apasionamiento tuvo un bajón, y quizá no escribo como loca en mi diario porque no me han pasado cosas extraordinarias. Pero es que yo solía hacer que todos mis días fueran extraordinarios.

No tengo idea. Sólo sé que antes tenía algo que ya no tengo ahora. Pero tampoco estoy diciendo que me equivoqué en mi decisión... no estoy hablando de esa decisión. No estoy hablando de ninguna decisión. Hay algo en mí que cambió, o algo externo que se apoderó de la mitad de mi cerebro y está corrompiendo mi estado anímico. No hay razones, ni lógica, ni explicaciones. "¿Qué tienes? ¿Qué te ocurre?" Simplemente no tengo la menor idea. O algo me falta para hacerme sonreír como antes, o algo me sobra que me destroza la sonrisa.

No, no, no. No es depresión, no estoy triste, no he dejado de sonreír literalmente. Me río y me carcajeo. Pero tengo muchas sonrisas. Una de ellas, que creo que es la que más me gusta, la que me viene cuando voy sola caminando por ahí, viendo como mis pies pisotean los ladrillos al suelo o las hierbas del zacate, escuchando una buena canción, recordando un perfecto momento de armonía absoluta... Siento que esa la he perdido, o al menos ocultado involuntariamente. No sé qué hice o qué pasó. Pero es la sonrisa secreta, la mía, la que es para mí y generalmente ni me doy cuenta cuando la pongo. Es física y la gente la puede ver en mi cara, sí es real, pero no la veo realmente en un espejo de mi mente ni la siento en mis mejillas... la siento dentro, y es la más fuerte de todas.

Esa es la que quiero de vuelta. Extraño sonreír de la nada, sólo sonreír porque el sol se cuela por entre las hojas de los árboles y me hace cosquillitas de calor en las mejillas. Y creo que ese gajito de naranja es el primer paso... lo puedo sentir, muy adentro.


Mais non... rien de rien, je ne regrette rien.
JacquelineB.
...Aunque sí es raro, de hecho del otro mundo, toparme con alguien tan compatible conmigo. Cierto que en ocasiones puedo pensar que a lo mejor no está predestinado de esa manera, pero he visto las cosas que queremos, lo que buscamos, me ha hablado de ellas y resulta que esas sí embonan casi a la perfección. También me gusta que hay cosas en las que chocamos, porque aparte de hacer las cosas más interesantes, me doy cuenta de la variedad de sueños que puede haber y cómo se les ilumina la cara cuando lo imaginan. Pero esa es otra historia.

Y como he vuelto a divagar sobre cosas futurísticas, sueños guajiros y metas profesionales, recuerdo también el hecho de que necesito mucho dinero para hacer todas estas cosas locas jaja. Por un lado sí debería ahorrar desde ahora, pero en parte no tendría sentido. Lo poco que ahorraría no sería mucho, y me estaría privando de hacer muchas cosas que hay que hacer cuando se está en la universidad.

Llevo ya más de un mes con una desesperación vocacional muy fuerte. Es cierto que adoro mi carrera. Psicología fue casi creo que hecha para que yo la estudiara. Me encanta. Pero, nunca será mi pasión número 1... nadie me quita la música y las artes escénicas de la cabeza. Es algo que sé que quiero hacer antes de que me muera, y me pongo toda frustrada porque quisiera estarlo haciendo desde ahorita. Y eso pretendo, aunque no sé qué estrategia aún exactamente, pero ya me vendrá. Entre más pronto, mejor. Cada vez me vuelvo un poquito más loca, pero también más segura de que se me va a hacer... :) sip.

Y sip, mi inspiración se me fue y ya no escribo bonito. De hecho he dejado de escribir la cosa esa de mi otro blog como por una semana ya. No os preocupéis, lo retomaré pronto. Sólo tengo que organizar estas ideas primero. Debo formular un plan de acción. A veces no me gustan porque no hay espontaneidad, pero a veces son tan buenos y me emociona más tener un plan. No sé cómo funciona, sólo funciona.

Quiero un millón de dólares... demonios, jaja. Todo sería más fácil, pero también más aburrido. Lo fácil tiende a apestar.

JacquelineB.
(Hablando del momento en el que estoy ahora, del cual muchos ni están enterados). Supongo que esperaba que ahora sí pudiera pasar algo diferente, pero me fui muy adelante y no pensé bien las cosas. Y obvio, como es de esperarse después de que me ha pasado ya tantas veces antes, no se me va a hacer de nuevo. Justo cuando creo que algo puede funcionar, aparece otro obstáculo. Pero no de esos que con fuerza de voluntad terminas derrumbando... No. Es de esos que están totalmente fuera de tu control, no puedes tocarlos. Ni siquiera puedes buscarle una solución porque aparte de que no hay, no te toca a ti. Ni modo, tendré que sobrevivir y salir de esto lo más pronto y sanamente posible. Ni siquiera lo busqué, fue totalmente involuntario, pero ahora tengo que pagar el precio por despistada... o por vulnerable y haberme dejado llevar.

JacquelineB.
La vida nos lanza cada jalada. No estoy enojada con ella hoy... creo que porque ando aún desmañanada y no me he dado cuenta que ni tiempo me dí de bañarme hoy temprano. ¿Para qué? El profe de psico comunitaria se sacó una actividad "de campo"... literalmente. Yo de voluntaria ñoña, como siempre, fui la que trajo el bate, las bolas y los guantes de baseball. Ergo, voy a sudar. Bañarme y ponerme linda me hubiera dado coraje. Luego lo pensé dos veces y dije "oh, cielos", en voz alta. "Hoy es el congreso tal ese de literatura al que me invitó Emmanuel". Blah, voy a estar ahí sentada, despeinada, en camiseta gangosa llena de zacate, pantalones de mezclilla manchados y huaraches (porque planeo jugar descalza)... y todos los intelectuales en la sala de conferencias con sus trajes sastre y collares de perlas. Meh... no siempre puedo ser glamorosa, jaja.

Pero la 'jalada' no es esa. Son estas malditas pésimas coincidencias, estos acontecimientos inesperados (*sigh* y también esperados, al menos en mi condicionamiento por experiencias anteriores) que simplemente me retuercen los nervios. Me ha pasado dos veces antes, ese es el problema. DOS VECES, la misma historia, ahora repitiéndose por tecera vez. Alguna vez hace como un año me cruzó por la cabeza la posibilidad de que ocurriera de nuevo, como las dos veces anteriores... que justo donde me sintiera libre, ahí ocurriría (de hecho esto sí lo dije en voz alta, cara a cara). No lo decía en el sentido de subirme el ego y alimentar mi narcicismo, de que "oh, sí, tan fregona yo". Ni al caso. Al contrario, de hecho... que tal es mi mala suerte con estas cosas que me vuelve a pasar, aparentemente una y otra vez.

Todo esto del 'worst timing in the world', el hecho de que estoy yo en un lugar totalmente enajenado ya a todo ese rollo, la desesperación que causa el pensar que en otro momento hubiera sido lo ideal, lo deseado, lo perfecto. Honestamente, no sé ni cómo reaccionar. No sé qué contestar, qué opinar, si sonreír o parpadear demasiadas veces para que no se noten mis pupilas dilatadas de tanto shock. No sé si tragarme la frustración o explotarla por ahí, si comerme mis propias tripas y disolver estos pensamientos, o divagar en otro tiempo donde las cosas tendrían más sentido ante esta situación tan ennervante.

No importa. Sé que la vida es tan perfecta y manipuladora que alguna otra fregadera o milagro pasará, y que todo esto se solucionará o descontinuará para mi beneficio o desgraciado fracaso. "This too shall pass"... Por el momento, estoy más en otras situaciones que en esa en particular. I just thought I'd write about it here, where I know it can be seen... though, maybe not really understood. Total, el desahogue está hecho. Que continúe, pues, mi día extrañamente feliz.
JacquelineB.

La puedo tocar una y otra vez, pero no pasa nada.
JacquelineB.
Twenty-five years and my life is still
trying to get up that great big hill of hope
for a destination
I realized quickly when I knew I should
that the world was made up of this brotherhood of man
for whatever that means
And so I cry sometimes when I'm lying in bed
just to get it all out, what's in my head
and I am feeling a little peculiar
And so I wake in the morning and I step outside
and I take a deep breath and I get real high
and I scream from the top of my lungs
What's goin' on?
And I say hey hey hey hey, I said hey, what's going on?
And I say hey hey hey hey, I said hey, what's going on?
ooh, ooh, ooh...
And I try, oh my God, do I try
I try all the time in this institution
And I pray, oh my God, do I pray
I pray every single day for revolution
And so I cry sometimes when I'm lying in bed
just to get it all out, what's in my head
and I am feeling a little peculiar
And so I wake in the morning and I step outside
and I take a deep breath and I get real high
and I scream from the top of my lungs
What's goin' on?
And I say hey hey hey hey, I said hey, what's going on?
And I say hey hey hey hey, I said hey, what's going on?
ooh, ooh, ooh...
Twenty-five years and my life is still
trying to get up that great big hill of hope
for a destination...
JacquelineB.
Holy mother of God... hoy me volví a perder en el camión, jajaja. Me trepé al 203 en el cruce de Río Nasas y Las Torres con la iPod puesta -¡ERROR!- Soy demasiado sumisa a la música, las películas, el teatro... me voy totalmente y me meto a lo que estoy escuchando/viendo. Divago muy profundamente, y esta vez fue al grado que de plano andaba daydreaming en el camión camino a la escuela. Se me pasó la UDEM y no me dí cuenta y el camión siguió. "Desperté" hasta como 15 minutos después, creo, perdida entre la Huasteca, las montañas y el desierto.

EL COLMO: Cuando me dí cuenta que estaba perdida, iba pasando unas bodegas y luego de plano puro desierto... en eso mi iPod automáticamente empieza a cantar: I've been through the dessert on a horse with no name (8) jajaja... In the dessert, you can't remember your name! xD Genial. En lugar de preocuparme nadamás me ataqué de la risa (creo que el conductor de dio cuenta de mi ridícula desgracia, jaja).

Llegué a una avenida rara y ví un 202 pasar del otro lado, en sentido contrario. Me bajé y tomé ese camión porque según yo se va todo Morones de regreso. Dio unas vueltas revoltosas y finally... ¡Morones Prieto! *cantos celestiales*. I was relieved. Me burlé tanto de mí misma por haberme perdido alrededor de 70 minutos y llegar 35 minutos tarde a mi primera clase, jajaja. Pero ah, ¡cómo me divertí! xD sisisi.

Me dí cuenta que perderme es más divertido de lo que pensaba. Creo que es por la situación rara por la que estoy pasando actualmente. Como que ese sentido de "descontrol" y de dejar que lo demás te lleve fue lo que me agradó. Sin embargo, este tiempo que estoy tomando para pensar se trata precisamente del control. Llevo días muy así, por eso perderme me relajó en lugar de estresarme.

Podría escribir sobre cosas más importantes e introspectivas, pero meh... eso ya vendrá. Por hoy eso es lo único que me dio ganas escribir, agregándole que hoy voy a ir a ver a los Backstreet Boys en la Arena Monterrey, jajaja. ¡Así es! Sería la segunda vez que los veo. Voy con puras niñas ñoñas que conozco desde la primaria... a revivir esa nostalgia de nuestras épocas de plena pubertad y descontrol hormonal. ¡Déjenme en paz! Me siguen gustando, jaja.
JacquelineB.
Escribo hoy, ahorita, en este momento, porque no creo tener otro momento libre en toda la semana y ya tenía rato de que quería actualizar el mentado blog... (jaja, no sé por qué siempre echo pestes de él, el pobre no me ha hecho nada). Todo gira alrededor de que me falta tiempo. Necesito muchas horas de sueño. Los días son pesados, las noches no se diga. Hay cosas que me aligeran el día, pero tristemente no son más que las cosas que me lo hacen pesado. Y no estoy sólo hablando del día a día de clases, prácticas y ensayos. En mi mente también hay un caos. De la nada empezaron los zumbidos y ruidos de nuevo, pero esta vez no sé ni qué signifiquen. De hecho no siempre entiendo lo que dicen (no son voces, no es esquizofrenia... son pensamientos :P).

Nah, no ando existencialista (lo cual cada vez es más raro en mí, que no sé qué me ha pegado estos últimos meses que parece que no puedo andar de otra manera). No es de esos ruidos insoportables tampoco; de esos en lo que urge callarlos lo más pronto posible porque así de fuerte aturden. No, nada de eso. Tampoco sé qué lo desencadenó... Quizá es porque me he ido metiendo cada vez en más en lo que estoy haciendo, cada vez empeñándome más. Todo lo que ando haciendo diariamente lo estoy haciendo con más fuerza, con más empeño. No sé por qué. Son las mismas cosas de siempre. Y tampoco sé de dónde rayos saqué tanta energía... es más desgastante de lo que creen, más de lo que podría demostrar.

El problema, creo, empezó un día en que me puse a divagar demasiado en mi diario, hablando sobre cosas que quiero tener y hacer ahora. No hablo de cosas que quisiera hacer en 2 o 5 años. Cosas que ahorita, hoy, en esta semana quisiera estar haciendo, pero luego encontrarme con la imposibilidad de hacerlo por tanta méndiga cosa que hacer todos los días. Además de que mi tiempo libre se va para el boyfriend (no es queja).

¿Por qué todos aquellos proyectos que me propongo nadamás les puedo dar seguimiento en vacaciones? ¿Por qué no puedo tener ratitos libres de ocio en mi cuarto para hacer de lo mío? ¿Por qué no puedo sentarme ya en el piano de la escuela a tocar un par de horas y sacar canciones? ¿Y lo mismo con la guitarra en mi casa? ¿Por qué ya no puedo ni siquiera ponerme a leer un libro en las noches sin quedarme dormida a los 3 minutos? ¿Por qué no me puedo poner a pintar esa cosa que llevo rato queriendo pintar? ¿Por qué no puedo hacerle todas las cosas que le quiero hacer a mi cuarto? ¿Por qué ni siquiera puedo contestar las cartas de mis penpals que esperan mi respuesta desde hace un mes? ¿Por qué no he ido a graduar mis lentes? ¿Por qué no puedo escribir tanto? ¿Por qué mi fotolog cada vez se me muere más? ¿Por qué duermo un máximo de 5 o 6 horas diarias? ¿Por qué no puedo ir a imprimir todas las fotos que quiero en un álbum? ¿Por qué no me he podido sentar a escuchar toda la música que tengo pendiente por escuchar? ¿Por qué no he tomado una siesta desde principios del semestre pasado? ¿Por qué no puedo ir a comprarme las mil y un chucherías que quiero comprar? ¿Por qué no puedo ir a ver Sweeney Todd todavía? ¿Por qué no he sacado a pasear a mis perros en tres meses? ¿Por qué como una, y si tengo suerte, dos veces al día? ¿Por qué ya no salgo a correr? ¿Por qué ya no me hago un facial cada 2 semanas como lo hacía antes? ¿Por qué no he ido a enmarcar mis posters? ¿Por qué no he ido a volar un papalote? ¿Por qué no he pintado mi cuarto? ¿Por qué no he tomado aquella sesión de fotos que quiero desde el año pasado? ¿Por qué no he podido confeccionar mi morral nuevo? ¿Por qué no he ido a Plaza Sésamo, Bioparque Estrella, Grutas de García, La Estanzuela? ¿Por qué no me he tomado un baño de burbujas en tanto tiempo? ¿Por qué no me he ido de picnic?

Y la lista podría continuar hasta el fin del mundo... Y en parte me quejo, en parte no. No he hecho todas esas cosas porque estoy haciendo otras ahorita, cosas que me gusta hacer, cabe aclarar. Sé que no puedo hacer tantas cosas con tan poco tiempo. Si no tuviera nadamás que hacer en el mundo, no tuviera escuela, ni novio, ni ensayos, ni prácticas... de todos modos me tomaría demasiado tiempo hacer todo eso. Sé que son cosas pendientes (y hay mil más) que ya se irán dando. Imagínate si todo lo hiciera de un jalón... pues no, cada una de esas cosas avanzando lento. Pero no he hecho ninguna en mucho tiempo, y ya toca mínimo una o dos de esas cosas. Hacer ese tipo de cosas sí aligera la carga que traigo; aunque nadamás sea la finta y realmente siga cargando el mismo peso, pero distraerme así me entorpece los músculos de la espalda, pienso en otras cosas y se me olvida que tengo muchas responsabilidades.

Y digo de nuevo que no es queja. No es como que nadie me obliga a andar haciendo todo lo que hago, pero hay veces en que urge volver a tocar un pedacito de vida... y ya no seguir andando robóticamente por una vida de rutina. Quiero salirme cinco minutos.
JacquelineB.
No tengo mucho qué escribir. Los días son más simples de lo que pensé... al menos eso quiero aparentar. Es ahogante y, en ciertas culturas, hasta perturbante darse cuenta de que una misma vilmente intenta tragarse una idea cuando sabe que es errónea. Yo tengo errores, montañas de ellos. Los cargo con el hombro derecho, mientras el izquierdo aplauda mis victorias. No es justo para algunos que yo salga ganando; pero, ¿quién dijo que mi éxito tiene que beneficiar a todos? No busco que me aplaudan, porque no es un éxito completo. Si lo único que hice fue subir un peldaño. Sabrá sólo Dios si ese fue un error o no.

...No hay errores, sólo sucesos. Lo que sí hay es aquello que podrían llamar 'mala experiencia'. Pero hasta esas son buenas. Que lo típico que dicen todos lo diré aquí: No hay experiencia que no deje algo de enseñanza. Mientras que tampoco hay mal que por bien no venga. Y ahorita yo no veo mal. Veo confusión, pero la confusión no es negra... es grisácea. Dependiendo de cómo se va desenvolviendo en la gama de los grises es como voy caminando. Si se ennegrece, me haría para atrás. Si se enclarece, caería seducida. Y sí... admitiré que busco un blanco puro. Soy perfeccionista y orgullosa de serlo.

Sigo teniendo un cayo que esperaba no tener para ahora. No... no es un cayo, es un cadillo. De esos que igual y ya se aplastaron y los piquitos puntiagudos ya ni calan, pero sabes que está ahí. Te deshidrata que esté ahí. Y sabemos que el agua es vida, ¿no? ¿Qué hacerle? No está ahí porque quiero, pero quiero no prestarle importancia y eso hago. No la merece.

Ya no voy a hablar de caminos, opciones, sendas, la rosa de los vientos y el maravilloso compás. No hay nada de eso. Me he dado cuenta que no controlo los caminos, ellos se me presentan en frente y yo decido si tomarlos o no. He visto que la rosa de los vientos siempre va a soplar para donde se le dé la gana, sin importar todas las estrategias que se me puedan ocurrir para dirigir el viento hacia donde yo quiera. Y el maravilloso compás... que se supone que es lo que sí tendría en mis manos, ya ví que no. Ví que en esta vida nadie me dice nada, no existe la voz de sabiduría que me resolverá las cosas, unas manos que me desmenuzarán los problemas, ninguna bruja que pondrá cartas que predigan mi futuro, ni siquiera en la misma oración y fé encontraré respuestas concretas. No hay mapa. No hay ruta. "Caminante, no hay camino... se hace camino al andar".

Y quisiera hoy decir que no me da miedo. ¿Cuántas veces he escrito-- y no nos vayamos lejos, en este mismo blog... ¿Cuántas veces he escrito, paranoicamente, sobre mis miedos? No miedos de alturas, víboras y oscuridad (que los que me conocen, saben que es más que un pavor). Hablo del peor de todos: la soledad. Y cuántas veces no habré dicho: "Quiero pistas. ¿Qué va a ser de mí? Quisiera encontrarlo todo ya. ¿Por qué no entiendo nada? ¿Por qué se tarda tanto? Ya no quiero esperar. ¿Y ahora qué?"

Y, ¿saben qué? Esas preguntas siguen ahí. Intactas. Idénticas. Irresolvibles aún. Lo que ha cambiado es mi percepción de ellas. No se trata de empanicarse a contestarlas lo más pronto posible. Cierto, desde hace unas tres semanas estoy en otra posición... más cómoda, por así decirlo. Cómoda en el sentido de que puedo posponer esas preguntas y no pasa nada. Al menos por ahora. ¿Y al rato, cuando me entre lo existencial? Obvio reaparecerán.

Pero la percepción es permanente. A eso sí, ya no le tengo miedo. Si las respondo ahorita o en cinco años, viene dando lo mismo. La vida no es para adivinarse, no es para cocinarla. La vida es para tragarla como nos viene, cruda y desconocida. Nueva. Espontánea. Porque la vida nunca se hace vieja. Resulta que el sabio y la bruja no existen, que ninguno de los dos me puede predecir nada. Podré tirarle a algo, apostarle a lo mejor. Pero nada con certidumbre. Y antes, era tan necesaria...

Pues ya no. Puedo atreverme a decir que, planeando lo poco que pueda planear ahora (dígase carrera, relación, familia, amistades, espiritualidad), me es suficiente para seguir caminando sin detenerme cada 2 pasos a revisar si el paso anterior lo dí bien. Eso debe parar... a eso ya no vuelvo. Seré analítica, cuidadosa, precavida y perfeccionista toda la vida. Pero nada en este mundo me quitará mi derecho de probar las cosas como me las ponen en el plato sin preguntar qué ingredientes me pusieron ahí. Podré seguir cargando mi espada y mi escudo, pero la espada guardada y el escudo a mis espaldas. No tengo qué temer. No tengo por qué lidiar más con este miedo que no merece pararme de punta un solo cabello.

Despierta, pero ligera. Así es mejor... hay que encontrar el unagi [click for video], jeje. Paz.