JacquelineB.
Hace mucho que no pisaba estas andadas. No ha cambiado mucho... De hecho, no ha cambiado nada. Y creo que ese es el problema. Cómo me fascino de detectar los problemas, hacérselos saber a la gente que se ha acostumbrado a ser ciega. No me sirve para nada, porque al final del día los problemas se quedan ahí... Y ahí estoy yo envuelta entre todos ellos. Odio los problemas. La verdad son excusas para sentirnos vivos, que servimos de algo, que tenemos individualidad. Pero nadie puede esquivar las masas, nadie puede decir que es lo suficientemente único como para librarse de ellas... Y ese también es un problema.

Pero harta como estoy, ya para este punto, se me viene resbalando. No pongo la misma atención que antes porque se me quitó la obsesividad un poco. No le he quitado su prioridad, pero sí he mecanizado mejor la manera en que "enfrento" algo que no me gusta. Es que siempre he sido igual. Las evoluciones como tal no existen, por dentro sigo sintiendo lo mismo, simplemente externo las emociones de otra manera. Así que soy la misma huerca que era cuando tenía 17, según ella más madura... pero por desgracia con la misma inteligencia emocional. Lo único que he aprendido es a manejarme mejor con la gente, pero por dentro soy el mismo caos. A eso le llamo objetividad. Poder admitirlo y decir esto de mí misma siento que es un paso.

No hago sentido. No pretendo hacerlo. Necesitaba un desahogue ahora que me siento algo sola y me quedan tantos días de ocio... Hay que llenarlos de algo. Diciembre solía fascinarme tanto. ¿Por qué no me he fascinado todavía si ya estamos en el día 11? Me emocionó poner el pino de navidad, debo admitirlo. Fue algo triste porque no es como antes que los seis de nosotros lo poníanmos, entre todos.

Caminar ya no es difícil. Lo estoy haciendo a un paso nada constante, pero lo hago. No es pesado porque ya me las sé todas. Ya hasta las predigo. En sus ojos se nota cuando algo suena incoherente, sus manos le tiemblan y mis párpados se caen de nuevo con otra decepción... No aprenden. Mira, es que los hombres creen que cuando se les reclama algo sólo significa que no nos gusta y que nos vamos a enfadar si nos enteramos, "...si nos enteramos". Si no, ¡no hay problema! La vida sigue igual, ella feliz y yo cómodo rascándome el ombligo. No entienden el daño. No entienden que es para poner un STOP... No hay STOP. A ellos no les sirve para nada dejar de hacerlo, no ven la ganancia. Ven la pérdida que hay si la babosa se entera. Simplemente entienden que hay que encontrar una manera de seguirlo haciendo sin que le afecte. Idiotas. HACERLO es lo que afecta. Y aún más idiotas, porque mentir sobre ello afecta más, TANTO más. Es todo ridículo. Más cuando lo he pedido tantas veces, pero es tan grande lo que pido. No se puede. Es imposiblemente difícil. Hay que seguir maniobrando las cosas para que ella no se dé cuenta. Y ese pensar es el que me aprieta toda por dentro...

Ya no importa. Lo que importa es qué hacer ahora... Es una posición terriblemente difícil, incómoda hasta los talones. Odio ser la mala del cuento, pero a como soy manejando los problemas, siempre termino siendo la que tiene que hacer las decisiones amargas. Al menos no estoy perdiendo objetividad, al contrario. Quizá no estoy evaluando suficientemente bien lo que siento por dentro...

La verdad es que me duele mucho. Demasiado. Tanto que no me cabe en la cabeza. Le doy vueltas y no logro entender por qué. ¿En qué parte estoy mal? Sé que soy un dolor en el trasero y cuando algo me molesta, presiono. Aplico la presión hasta que se rompa. Ese es mi error. ¿Qué importa? ¿Qué fregados importa si ya es muy tarde? Maldito diciembre amargo. Quiero regresarme unos años y cambiarlo todo... Ya no puedo. Me da asco de tanto cansancio. Mi boca, en mi boca me dan gárgaras de desesperación. En los oídos sólo me retumba mi propia voz repitiendo lo mismo una y otra vez. Me odio así. No quiero ser así. Ya basta... Meses prometiendo que ahora será diferente. Pues se queda en promesas... y yo me quedo sola, con el frío y la amargura.
0 Responses

Publicar un comentario