JacquelineB.
Anduve terca por algunos días de que lo fuéramos a dormir. No fue mi idea, pero estaba de acuerdo con ella. Sufrió mucho al final, pero al final la familia no quiso hacerlo de esa manera y optaron porque se fuera de la manera natural. Como debe ser. Sin embargo, no soportaba la idea de mi perro llorando día tras día, ya ni siquiera pudiéndose parar para nada, ni siquiera tomar un sorbo de agua.

Lo quise mucho. Dios sabe que mi favorita es la Pepsi, supongo que porque me la regalaron a mí cuando cumplí los quince y siempre fui muy allegada con ella. Pero ese Canelo, era demasiada nobleza como para no quererlo.

Murió alrededor de las 4:30 am, el 30 de junio del 2010. Estuvo casi cinco años con nosotros. Y todavía recuerdo la primera vez que lo ví como si fuera ayer. Íbamos mi mamá y yo en la camioneta, dentro de la colonia Altavista Sur (si no me equivoco), cerca de la Torres Bodet. Iba un perro por ahí solo, caminando en la calle, como perdido. Era algo chaparro para ser un collie campeón. Con el pelo larguísimo, bien limpio, pero sin collar de identificación.

Lo recogimos. Buscamos regresarlo a su dueño por varias semanas. Anuncios en los 7-Eleven, veterinarias cercanas y hasta lo mencionaron en TV Azteca con ayuda de mi tía. En fin, nadie nunca habló para clamarlo. Un día, después de quizá uno o dos meses de tenerlo en la casa, mi papá quiso echarlo afuera. Ya teníamos dos perras para ese entonces: mi Pepsi, aún cachorra, y la Blondy, el milagro de mi perra de la infancia que regresó después de haberla perdido un año y medio.

Recuerdo cómo mi mamá le lloró al Canelo para que mi papá aceptara que se quedara. Y en efecto, se quedó. ¿Cómo rechazar los encantos de una mujer? Y de esa mujer, particularmente. Mi mamá es igual de llorona que yo, ¿qué le hacemos?

Cuando lo llevamos al veterinario al darnos cuenta que tenía cataratas en los ojos, le preguntamos cuál sería más o menos el estimado de edad que tenía. En ese entonces, hace cinco años, el veterinario contestó que alrededor de seis años. Ergo, para estas fechas ha de haber andado entre los once y doce años de edad. Bastante grande para un collie.

Recuerdo que corría muchísimo, jugaba como pingo, siempre aventado ladridos que sonaban a óxido, miedosísimo de la alberca, siempre odiando sus momentos de baño y siempre atrancándose cada que se le daba de comer como si no hubiera comido en meses. Pocas veces le cepillé el cabello y muchas veces lo saqué a pasear. Era bien mión, lo recuerdo. A diferencia de la Pepsi, no era celoso de que apapacháramos al otro perro más que a él. Si llegaba la perra y lo quitaba, se hacía a un lado como buen caballero. Nunca pudo embarazar a la Pepsi, era muy viejo y al parecer impotente. Pero nunca le dijimos porque le íbamos a quitar la poca hombría que le quedaba después de la perra.

Al final, era un gorro. Ladraba incesantemente. No podría pararse solo, por lo que tenía que ladrar (sí, los mismos ladridos oxidados de siempre), para que alguien saliera a ponerlo de pie y que hiciera sus necesidades. A veces se quedaba tirado en el pasto de mi patio y se encendían los regadores automáticamente. Pobre perro, ladrando y mojándose, sin nadie que lo rescate. ¿Cuántas veces se ha de haber quedado ahí, cuando no había nadie en la casa que lo pelara?

Lo más bonito del Canelo es un pequeño detallito que lo caracterizaba. Sé que muchos perros hacen eso, pero en mi casa eso es lo que tanto definía al Canelo, más que todo lo demás. Cuando se sentaba alguien a acariciarlo, que lamento decir que no era tan seguido, no podías dejar de acariciarlo porque: 1) te acercaba su nariz mocosa y te empapaba el pantalón, 2) invadía tu espacio personal, o 3) te empujaba con la cabeza hasta que lo pelaras de nuevo. Cómo le encantaba, en verdad, ser acariciado.

Escribo esto aquí porque quería hablar de mi perro, lo poco que lo alcancé a conocer. Sé que nunca lo olvidaré, pero si con los años su recuerdo se me convierte algo borroso, sabré que escribí de él por aquí al menos. No he conocido perro más noble que mi Canelo. Me alegra saber que ya puede correr, jugar y ladrar con óxido en un lugar mejor.

Pepsi & Canelo.
7 Responses
  1. Norb Says:

    Buen perro, en verdad. Yo tampoco me olvidare de el.


  2. JacquelineB. Says:

    Era un amor. No, jamás podré olvidarlo.


  3. Ssg. Rivera Says:

    Qué bueno, que viva el Nelo siempre en nuestras memorias. =)


  4. JacquelineB. Says:

    Sip. Mi lelo Canelo.


  5. Ssg. Rivera Says:

    Vaya, qué bonita entrada. De cierta manera espero que ojalá alguien me recuerde así de bonito cuando me valla.
    Él va a al cielo, punto. Se lo merece, siempre fue un gran perro y será por siempre extrañado y recordado.
    Ninguno como él. Y bueno, ya está arriba brincando y corriendo y ladrando en las nubes. Descanse en paz, Canelo Brunet.



  6. JacquelineB. Says:

    Gracias por los comentarios.


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