Aunque a veces tienes que hacer las cosas treinta veces, hay ocasiones en las que apenas con tal énfasis llegas a algún lugar. Hay personas que no entienden el mensaje a la primera... Quizá es que no estoy acostumbrada a eso, por eso me hace tanto ruido. Me siento mejor hoy que ayer, eso sí. Abrí muchas cosas viejas que tenía encerradas en un cajón y releí. Revisité. No puedes evitar la melancolía por más que quieras. A pesar de que trato de bloquear esas sensaciones que nada bueno me traen, vuelvo a ver todos esos detalles y me enternecen. No sé si es el detalle en sí, la época navideña o el frío.
JacquelineB.
Hoy fue un día mejor. Me gustan las sorpresas. No, en mi día no hubo sorpresas ni nada por el estilo. Sí me gustan las sorpresas, sobre todo recibirlas. Pero cómo me encanta hacerlas... y sobre todo una como la que estoy haciendo. Creo que es la sorpresa más grande y elaborada que le hecho a alguien. No sé siquiera por qué lo estoy haciendo, pero me ganaron las ganas y aquí me tiene. Tengo una ola de ocurrencias en la mente y el día cada vez se acerca más. No tengo tiempo y muchas cosas que me gustaría estuvieran terminadas para ese entonces.
Yo ya había pensado en hacer esto desde hace muchísimo tiempo. Meses. Lo iba a hacer antes en otro momento, pero por causas de fuerza mayor no lo pude hacer. Según yo lo iba a posponer para la siguiente fecha especial que viniera... Y aunque en teoría esa fecha perdió algo de meaning hace unos días, creo que no me importa. Creo que de todos modos tengo que hacerlo. Quiero hacerlo. A ver de dónde saco dinero para hacerlo jaja, pero me agrada la idea... Me agrada y creo que sí me siento bien.
Yo ya había pensado en hacer esto desde hace muchísimo tiempo. Meses. Lo iba a hacer antes en otro momento, pero por causas de fuerza mayor no lo pude hacer. Según yo lo iba a posponer para la siguiente fecha especial que viniera... Y aunque en teoría esa fecha perdió algo de meaning hace unos días, creo que no me importa. Creo que de todos modos tengo que hacerlo. Quiero hacerlo. A ver de dónde saco dinero para hacerlo jaja, pero me agrada la idea... Me agrada y creo que sí me siento bien.
JacquelineB.
Traigo un severo caso de Christmas blues. Ni de broma es como en años pasados, creo que es la primera vez que me pega así de fuerte. No tanto parra traumarme y paralizarme de hacer lo que tengo que hacer, levantarme en las mañanas, salir a correr. Pero WOW, en verdad, qué pesado se siente. Me la paso quejándome, ¿no? Siempre hablo de las cargas pesadas, de que ya no puedo con tanto revolterío en la cabeza, de que me arde el corazón... etcétera, etcétera.
Al final del día son puras pamplinas. Pero hoy, ayer, la semana pasada, este último mes, en realidad no estoy exagerando. No estoy jugando el papel de víctima. No soy víctima de nada. Pero esta vez el dolor es más real que nunca... Ya no es exagerarlo para recibir atención, cariño, consejo de los demás. Es ridículamente genuino y fuerte. El problema es que ahora esa atención, cariño y consejo... no creo que me sirvan de nada.
Es que tengo las manos amarradas. Soy una persona que constantemente sabe qué tiene que hacer para lograr la meta. Por lo general sé cómo vencer los obstáculos, siempre he tenido la fuerza para hacerlo, la voluntad para avanzar, la inteligencia de tácticas. Pero, ¿qué hago cuando la resolución de un problema grande no está en mis manos? Realmente sólo puedo intentar hasta cierto punto, y ese sentimiento de impotencia me vuelve loca. Es que estoy loca. Creo que puedo arreglar el mundo y quizá debería pisar tierra... A pesar de que estamos en el umbral de Navidad y se vale soñar. En este caso no aplica y creo que es por eso que me siento así.
Tengo mucho frío. Pero creo que más que frío, tengo miedo. Sí. Soy alguien que constantemente tiene mucho miedo, pero por dentro siempre tengo confianza de poder vencerlo. Ahora no. La impotencia hace que el miedo se apodere de mí, mis manos amarradas hacen que me aterrorice más. El solo pensamiento de que esto ya no está en mí, que ya no puedo hacer nada, que ya nada depende de mí, que no está en mis manos... me da miedo. Si tuviera toda la confianza del mundo, no tendría por qué sentirme así. Pero esa confianza que alguna vez tuve, me la quitaron. ¿Cómo caminar tranquilamente con el corazón desprotegido? Mi paranoia en aumento.
Al final del día son puras pamplinas. Pero hoy, ayer, la semana pasada, este último mes, en realidad no estoy exagerando. No estoy jugando el papel de víctima. No soy víctima de nada. Pero esta vez el dolor es más real que nunca... Ya no es exagerarlo para recibir atención, cariño, consejo de los demás. Es ridículamente genuino y fuerte. El problema es que ahora esa atención, cariño y consejo... no creo que me sirvan de nada.
Es que tengo las manos amarradas. Soy una persona que constantemente sabe qué tiene que hacer para lograr la meta. Por lo general sé cómo vencer los obstáculos, siempre he tenido la fuerza para hacerlo, la voluntad para avanzar, la inteligencia de tácticas. Pero, ¿qué hago cuando la resolución de un problema grande no está en mis manos? Realmente sólo puedo intentar hasta cierto punto, y ese sentimiento de impotencia me vuelve loca. Es que estoy loca. Creo que puedo arreglar el mundo y quizá debería pisar tierra... A pesar de que estamos en el umbral de Navidad y se vale soñar. En este caso no aplica y creo que es por eso que me siento así.
Tengo mucho frío. Pero creo que más que frío, tengo miedo. Sí. Soy alguien que constantemente tiene mucho miedo, pero por dentro siempre tengo confianza de poder vencerlo. Ahora no. La impotencia hace que el miedo se apodere de mí, mis manos amarradas hacen que me aterrorice más. El solo pensamiento de que esto ya no está en mí, que ya no puedo hacer nada, que ya nada depende de mí, que no está en mis manos... me da miedo. Si tuviera toda la confianza del mundo, no tendría por qué sentirme así. Pero esa confianza que alguna vez tuve, me la quitaron. ¿Cómo caminar tranquilamente con el corazón desprotegido? Mi paranoia en aumento.
JacquelineB.
Buscamos amor en los lugares más extraños. Hay veces en que nos sentimos tan solos que vamos a dar a lugares que hasta muchos pensarían que está mal recurrir a ellos, pero a veces no nos queda de otra. Es simplemente otra manera de sentirnos amados, que al menos hay alguien que sí valora algo de ti. Después de querer amar tanto, es tanta la necesidad de sentir algo de reciprocidad. Se ha vuelto difícil obtenerla, por eso terminamos obteniéndola falsamente de maneras tan raras. Como realmente no perdermos nada, no hay mucho problema. Aunque sea clandestino, aunque sea amor falso, es mejor eso a nada. No hay amor.
Algún día entenderé por qué digo y hago tantas tonterías, por qué caigo en la tentación de las incoherencias. Quizá es para sentir menos, para adormecer aquello que me duele dentro, para ver si se me olvida un poco. He visto que funciona en el momento, pero al rato el recuerdo que "olvidé" se intensifica y no dejo de pensar por tres días. Es como una dosis, de las malas, que me calla la mente por unos momentos, me hace sentir que de algo sirvo y mi mente puede divagar en cosas diferentes.
Eso es. Siento que no le sirvo para nada a nadie últimamente. En objeto, no obtengo nada a cambio, pero me vendo la idea de que sí y por eso lo hago. Me dan unas jaquecas brutas, punzadas en la sien. Me levanto sin saber dónde estoy y tengo que darme 2 o 3 baños para sentirme limpia de nuevo. Este veneno me recorre todo el cuerpo con sensaciones desconocidas, cosquilleos, diferentes rincones se me despiertan de repente. Se me olvida que el mundo existe, se me olvida que el corazón me duele, se me olvida que la mente me retumba. Sólo pienso en el calor, el nuevo día y el café por la mañana. Salgo a correr, lo sudo y vuelvo a empezar.
Algún día entenderé por qué digo y hago tantas tonterías, por qué caigo en la tentación de las incoherencias. Quizá es para sentir menos, para adormecer aquello que me duele dentro, para ver si se me olvida un poco. He visto que funciona en el momento, pero al rato el recuerdo que "olvidé" se intensifica y no dejo de pensar por tres días. Es como una dosis, de las malas, que me calla la mente por unos momentos, me hace sentir que de algo sirvo y mi mente puede divagar en cosas diferentes.
Eso es. Siento que no le sirvo para nada a nadie últimamente. En objeto, no obtengo nada a cambio, pero me vendo la idea de que sí y por eso lo hago. Me dan unas jaquecas brutas, punzadas en la sien. Me levanto sin saber dónde estoy y tengo que darme 2 o 3 baños para sentirme limpia de nuevo. Este veneno me recorre todo el cuerpo con sensaciones desconocidas, cosquilleos, diferentes rincones se me despiertan de repente. Se me olvida que el mundo existe, se me olvida que el corazón me duele, se me olvida que la mente me retumba. Sólo pienso en el calor, el nuevo día y el café por la mañana. Salgo a correr, lo sudo y vuelvo a empezar.
JacquelineB.
Hace mucho que no pisaba estas andadas. No ha cambiado mucho... De hecho, no ha cambiado nada. Y creo que ese es el problema. Cómo me fascino de detectar los problemas, hacérselos saber a la gente que se ha acostumbrado a ser ciega. No me sirve para nada, porque al final del día los problemas se quedan ahí... Y ahí estoy yo envuelta entre todos ellos. Odio los problemas. La verdad son excusas para sentirnos vivos, que servimos de algo, que tenemos individualidad. Pero nadie puede esquivar las masas, nadie puede decir que es lo suficientemente único como para librarse de ellas... Y ese también es un problema.
Pero harta como estoy, ya para este punto, se me viene resbalando. No pongo la misma atención que antes porque se me quitó la obsesividad un poco. No le he quitado su prioridad, pero sí he mecanizado mejor la manera en que "enfrento" algo que no me gusta. Es que siempre he sido igual. Las evoluciones como tal no existen, por dentro sigo sintiendo lo mismo, simplemente externo las emociones de otra manera. Así que soy la misma huerca que era cuando tenía 17, según ella más madura... pero por desgracia con la misma inteligencia emocional. Lo único que he aprendido es a manejarme mejor con la gente, pero por dentro soy el mismo caos. A eso le llamo objetividad. Poder admitirlo y decir esto de mí misma siento que es un paso.
No hago sentido. No pretendo hacerlo. Necesitaba un desahogue ahora que me siento algo sola y me quedan tantos días de ocio... Hay que llenarlos de algo. Diciembre solía fascinarme tanto. ¿Por qué no me he fascinado todavía si ya estamos en el día 11? Me emocionó poner el pino de navidad, debo admitirlo. Fue algo triste porque no es como antes que los seis de nosotros lo poníanmos, entre todos.
Caminar ya no es difícil. Lo estoy haciendo a un paso nada constante, pero lo hago. No es pesado porque ya me las sé todas. Ya hasta las predigo. En sus ojos se nota cuando algo suena incoherente, sus manos le tiemblan y mis párpados se caen de nuevo con otra decepción... No aprenden. Mira, es que los hombres creen que cuando se les reclama algo sólo significa que no nos gusta y que nos vamos a enfadar si nos enteramos, "...si nos enteramos". Si no, ¡no hay problema! La vida sigue igual, ella feliz y yo cómodo rascándome el ombligo. No entienden el daño. No entienden que es para poner un STOP... No hay STOP. A ellos no les sirve para nada dejar de hacerlo, no ven la ganancia. Ven la pérdida que hay si la babosa se entera. Simplemente entienden que hay que encontrar una manera de seguirlo haciendo sin que le afecte. Idiotas. HACERLO es lo que afecta. Y aún más idiotas, porque mentir sobre ello afecta más, TANTO más. Es todo ridículo. Más cuando lo he pedido tantas veces, pero es tan grande lo que pido. No se puede. Es imposiblemente difícil. Hay que seguir maniobrando las cosas para que ella no se dé cuenta. Y ese pensar es el que me aprieta toda por dentro...
Ya no importa. Lo que importa es qué hacer ahora... Es una posición terriblemente difícil, incómoda hasta los talones. Odio ser la mala del cuento, pero a como soy manejando los problemas, siempre termino siendo la que tiene que hacer las decisiones amargas. Al menos no estoy perdiendo objetividad, al contrario. Quizá no estoy evaluando suficientemente bien lo que siento por dentro...
La verdad es que me duele mucho. Demasiado. Tanto que no me cabe en la cabeza. Le doy vueltas y no logro entender por qué. ¿En qué parte estoy mal? Sé que soy un dolor en el trasero y cuando algo me molesta, presiono. Aplico la presión hasta que se rompa. Ese es mi error. ¿Qué importa? ¿Qué fregados importa si ya es muy tarde? Maldito diciembre amargo. Quiero regresarme unos años y cambiarlo todo... Ya no puedo. Me da asco de tanto cansancio. Mi boca, en mi boca me dan gárgaras de desesperación. En los oídos sólo me retumba mi propia voz repitiendo lo mismo una y otra vez. Me odio así. No quiero ser así. Ya basta... Meses prometiendo que ahora será diferente. Pues se queda en promesas... y yo me quedo sola, con el frío y la amargura.
Pero harta como estoy, ya para este punto, se me viene resbalando. No pongo la misma atención que antes porque se me quitó la obsesividad un poco. No le he quitado su prioridad, pero sí he mecanizado mejor la manera en que "enfrento" algo que no me gusta. Es que siempre he sido igual. Las evoluciones como tal no existen, por dentro sigo sintiendo lo mismo, simplemente externo las emociones de otra manera. Así que soy la misma huerca que era cuando tenía 17, según ella más madura... pero por desgracia con la misma inteligencia emocional. Lo único que he aprendido es a manejarme mejor con la gente, pero por dentro soy el mismo caos. A eso le llamo objetividad. Poder admitirlo y decir esto de mí misma siento que es un paso.
No hago sentido. No pretendo hacerlo. Necesitaba un desahogue ahora que me siento algo sola y me quedan tantos días de ocio... Hay que llenarlos de algo. Diciembre solía fascinarme tanto. ¿Por qué no me he fascinado todavía si ya estamos en el día 11? Me emocionó poner el pino de navidad, debo admitirlo. Fue algo triste porque no es como antes que los seis de nosotros lo poníanmos, entre todos.
Caminar ya no es difícil. Lo estoy haciendo a un paso nada constante, pero lo hago. No es pesado porque ya me las sé todas. Ya hasta las predigo. En sus ojos se nota cuando algo suena incoherente, sus manos le tiemblan y mis párpados se caen de nuevo con otra decepción... No aprenden. Mira, es que los hombres creen que cuando se les reclama algo sólo significa que no nos gusta y que nos vamos a enfadar si nos enteramos, "...si nos enteramos". Si no, ¡no hay problema! La vida sigue igual, ella feliz y yo cómodo rascándome el ombligo. No entienden el daño. No entienden que es para poner un STOP... No hay STOP. A ellos no les sirve para nada dejar de hacerlo, no ven la ganancia. Ven la pérdida que hay si la babosa se entera. Simplemente entienden que hay que encontrar una manera de seguirlo haciendo sin que le afecte. Idiotas. HACERLO es lo que afecta. Y aún más idiotas, porque mentir sobre ello afecta más, TANTO más. Es todo ridículo. Más cuando lo he pedido tantas veces, pero es tan grande lo que pido. No se puede. Es imposiblemente difícil. Hay que seguir maniobrando las cosas para que ella no se dé cuenta. Y ese pensar es el que me aprieta toda por dentro...
Ya no importa. Lo que importa es qué hacer ahora... Es una posición terriblemente difícil, incómoda hasta los talones. Odio ser la mala del cuento, pero a como soy manejando los problemas, siempre termino siendo la que tiene que hacer las decisiones amargas. Al menos no estoy perdiendo objetividad, al contrario. Quizá no estoy evaluando suficientemente bien lo que siento por dentro...
La verdad es que me duele mucho. Demasiado. Tanto que no me cabe en la cabeza. Le doy vueltas y no logro entender por qué. ¿En qué parte estoy mal? Sé que soy un dolor en el trasero y cuando algo me molesta, presiono. Aplico la presión hasta que se rompa. Ese es mi error. ¿Qué importa? ¿Qué fregados importa si ya es muy tarde? Maldito diciembre amargo. Quiero regresarme unos años y cambiarlo todo... Ya no puedo. Me da asco de tanto cansancio. Mi boca, en mi boca me dan gárgaras de desesperación. En los oídos sólo me retumba mi propia voz repitiendo lo mismo una y otra vez. Me odio así. No quiero ser así. Ya basta... Meses prometiendo que ahora será diferente. Pues se queda en promesas... y yo me quedo sola, con el frío y la amargura.