Y así, de la nada, me topé de nuevo con un gajito de inspiración. Y lo gracioso es que es más literal de lo que parece, porque en efecto, estaba echándome a la boca el último gajo de una 'media naranja' cuando me dio. Es increíble de dónde salen estas cosas a veces. Nadie sabe cuándo ocurren, nadie tiene control sobre ellas, nadie puede predecirlas o hacer conjuros extraños y hacer que vengan a nostros y mágicamente arrasen con nuestros problemas. "Arrasando con la vida"... ¿qué significa eso? Ni siquiera sé si yo lo hago. Y si lo hago, ¿será bueno? Creo que primero tendría que meterme a los detalles básicos, como definir "arrasar" y demás cosas. Pero esa es otra historia.
No estoy en un bache, no estoy en un cruce, no estoy en un hoyo, no estoy en el limbo, no estoy con los pies en la tierra ni con la mente en las nubes, no estoy enojada, no tengo problemas serios, no estoy tan perdida como parece, no tengo deficiencias, no estoy insana o volviéndome loca, no estoy atterorizada en el pedestal del pico más alto, no estoy en peligro, no estoy insegura ni asustada, no estoy deprimida, no estoy decaída. Creo que simplemente... no estoy. O, al menos, quizá no estoy en la dimensión correcta. Pero tampoco significa un limbo o la perdición. Me siento un poco desterrada, desaprovechada, desganada, y más que nada... desapercibida. Eso es lo único que me podría realmente 'pegar' en estos momentos, ya que por cuestiones familiares, amorosas y vocacionales, me siento como desvanecida de mi propia vida, de mis sucesos y situaciones, del hilo de mis días.
Alguien dentro de mí que no soy yo no sé por qué me está privando de levantarme en las mañanas como solía levantarme. Meterme a bañar era más fácil y salir a correr era normal. Las tareas no me pesaban en lo más mínimo y caminar por los pasillos de la universidad escuchando música era glorioso. Subirme al camión y perderme era un hábito. Sentarme a leer en ese árbol tan mío era recurrido. Dormir una pequeña siesta de vez en cuando, salir a todos lados todo el tiempo, quedarme horas tocando el piano, escribir como loca en mi diario... así era yo, o al menos esas cosas las hacía diariamente. Quizá ha cambiado porque el apasionamiento tuvo un bajón, y quizá no escribo como loca en mi diario porque no me han pasado cosas extraordinarias. Pero es que yo solía hacer que todos mis días fueran extraordinarios.
No tengo idea. Sólo sé que antes tenía algo que ya no tengo ahora. Pero tampoco estoy diciendo que me equivoqué en mi decisión... no estoy hablando de esa decisión. No estoy hablando de ninguna decisión. Hay algo en mí que cambió, o algo externo que se apoderó de la mitad de mi cerebro y está corrompiendo mi estado anímico. No hay razones, ni lógica, ni explicaciones. "¿Qué tienes? ¿Qué te ocurre?" Simplemente no tengo la menor idea. O algo me falta para hacerme sonreír como antes, o algo me sobra que me destroza la sonrisa.
No, no, no. No es depresión, no estoy triste, no he dejado de sonreír literalmente. Me río y me carcajeo. Pero tengo muchas sonrisas. Una de ellas, que creo que es la que más me gusta, la que me viene cuando voy sola caminando por ahí, viendo como mis pies pisotean los ladrillos al suelo o las hierbas del zacate, escuchando una buena canción, recordando un perfecto momento de armonía absoluta... Siento que esa la he perdido, o al menos ocultado involuntariamente. No sé qué hice o qué pasó. Pero es la sonrisa secreta, la mía, la que es para mí y generalmente ni me doy cuenta cuando la pongo. Es física y la gente la puede ver en mi cara, sí es real, pero no la veo realmente en un espejo de mi mente ni la siento en mis mejillas... la siento dentro, y es la más fuerte de todas.
Esa es la que quiero de vuelta. Extraño sonreír de la nada, sólo sonreír porque el sol se cuela por entre las hojas de los árboles y me hace cosquillitas de calor en las mejillas. Y creo que ese gajito de naranja es el primer paso... lo puedo sentir, muy adentro.
Mais non... rien de rien, je ne regrette rien.
No estoy en un bache, no estoy en un cruce, no estoy en un hoyo, no estoy en el limbo, no estoy con los pies en la tierra ni con la mente en las nubes, no estoy enojada, no tengo problemas serios, no estoy tan perdida como parece, no tengo deficiencias, no estoy insana o volviéndome loca, no estoy atterorizada en el pedestal del pico más alto, no estoy en peligro, no estoy insegura ni asustada, no estoy deprimida, no estoy decaída. Creo que simplemente... no estoy. O, al menos, quizá no estoy en la dimensión correcta. Pero tampoco significa un limbo o la perdición. Me siento un poco desterrada, desaprovechada, desganada, y más que nada... desapercibida. Eso es lo único que me podría realmente 'pegar' en estos momentos, ya que por cuestiones familiares, amorosas y vocacionales, me siento como desvanecida de mi propia vida, de mis sucesos y situaciones, del hilo de mis días.
Alguien dentro de mí que no soy yo no sé por qué me está privando de levantarme en las mañanas como solía levantarme. Meterme a bañar era más fácil y salir a correr era normal. Las tareas no me pesaban en lo más mínimo y caminar por los pasillos de la universidad escuchando música era glorioso. Subirme al camión y perderme era un hábito. Sentarme a leer en ese árbol tan mío era recurrido. Dormir una pequeña siesta de vez en cuando, salir a todos lados todo el tiempo, quedarme horas tocando el piano, escribir como loca en mi diario... así era yo, o al menos esas cosas las hacía diariamente. Quizá ha cambiado porque el apasionamiento tuvo un bajón, y quizá no escribo como loca en mi diario porque no me han pasado cosas extraordinarias. Pero es que yo solía hacer que todos mis días fueran extraordinarios.
No tengo idea. Sólo sé que antes tenía algo que ya no tengo ahora. Pero tampoco estoy diciendo que me equivoqué en mi decisión... no estoy hablando de esa decisión. No estoy hablando de ninguna decisión. Hay algo en mí que cambió, o algo externo que se apoderó de la mitad de mi cerebro y está corrompiendo mi estado anímico. No hay razones, ni lógica, ni explicaciones. "¿Qué tienes? ¿Qué te ocurre?" Simplemente no tengo la menor idea. O algo me falta para hacerme sonreír como antes, o algo me sobra que me destroza la sonrisa.
No, no, no. No es depresión, no estoy triste, no he dejado de sonreír literalmente. Me río y me carcajeo. Pero tengo muchas sonrisas. Una de ellas, que creo que es la que más me gusta, la que me viene cuando voy sola caminando por ahí, viendo como mis pies pisotean los ladrillos al suelo o las hierbas del zacate, escuchando una buena canción, recordando un perfecto momento de armonía absoluta... Siento que esa la he perdido, o al menos ocultado involuntariamente. No sé qué hice o qué pasó. Pero es la sonrisa secreta, la mía, la que es para mí y generalmente ni me doy cuenta cuando la pongo. Es física y la gente la puede ver en mi cara, sí es real, pero no la veo realmente en un espejo de mi mente ni la siento en mis mejillas... la siento dentro, y es la más fuerte de todas.
Esa es la que quiero de vuelta. Extraño sonreír de la nada, sólo sonreír porque el sol se cuela por entre las hojas de los árboles y me hace cosquillitas de calor en las mejillas. Y creo que ese gajito de naranja es el primer paso... lo puedo sentir, muy adentro.
Mais non... rien de rien, je ne regrette rien.