JacquelineB.
[Primera entrada del año J].

Hoy fue el primer día del último semestre... y fue un fiasco. Dormí apenas las tres horas, porque las vacaciones hicieron un caos de mi horario de dormir, que terminé moviéndome durante la noche y descansaba por el día. Aún así, dejé que mi despertador se apoderara de mí a las 6:00 AM de la mañana en el primer lunes de clases de mi último semestre de carrera. El departamento de Psicología siempre tuvo un lindísimo sentido del humor, por lo que decidieron programar la clase de Programa de Evaluación Final (PEF), en la que se nos asesora para la elaboración de la tesis profesional, en un horario de lunes, miércoles y viernes a las 7:00 AM. Yo creo que, además de su crueldad, lo hacen porque saben que vivo a 40 minutos de la UDEM y saben que tengo que levantarme cuando el sol aún no sale para llegar a tiempo... y su humor no termina ahí.

Llegué corriendo al salón 2304 (espacio asignado por el sistema de elaboración de horarios) sólo para encontrarme con un salón cerrado, apagado y, para mi desgracia, completamente vacío. Busqué en los alrededores, el laboratorio de psicología, los auditorios, las oficinas del departamento... y nada. De hecho, ahora que lo pienso mejor, la UDEM estaba bastante silenciosa para ser primer día de clases. En fin, me dí la vuelta hasta allá para absolutamente nada, sólo para enterarme algunas horas después que la junta de los alumnos de último semestre será mañana martes a las 3:00 PM en uno de los auditorios. Qué lindos, ¿no? Eso de tener un correo exclusivamente de la universidad aparentemente no tiene uso alguno, mas que hacernos perder el tiempo metiéndonos a revisar día y noche cómo se la pasan mandándonos una gran masa de... nada.

Pero, en esencia, estoy feliz de haber regresado a clases, mucho más feliz de lo que hubiera pensado. Como dije anteriormente, la universidad estaba como de luto. Tremendamente callada y deshabitada. Hasta me sorprendió lo fácil que fue encontrar estacionamiento (la UDEM se reconoce por tener el peor sistema de estacionamiento del estado... o bueno, debería, porque en verdad es fatal). Al menos así se sintió cuando muy apenas ví un alma barriendo las hojas que se empiezan a caer de los árboles en las áreas verdes. Hacía un frío de los mil demonios, lo cual siempre ha sido curiosísimo, porque en el lustro completo que llevo yendo a clases para allá en tiempos de frío, siempre salgo de mi casa a una temperatura y llego allá a otra. Y jamás pude aprender, con toda la preparación académica que se me ha impuesto en ese lugar, este simple hecho: Siempre que salga de mi casa y sienta que sólo necesito un chaquetín ligero, significa que necesito gabardina, bufanda y guantes allá en el otro pico de la metrópoli.

*Sigh*. Ya se siente cada vez más cerca mi graduación. Cielos. Honestamente, creo que aún no me cae el veinte, y probablemente no me caiga hasta estar inmersa en plena época de finales, con los últimos trámites, entregas y pagos. No sé ni qué pensar ni cómo reaccionar, quizá porque todavía no me cae todo el peso encima. Gente por todos lados me dice que lo disfrute demasiado, los últimos seis meses de carrera, de universidad, de los años "dorados" o "maravillosos" de nuestra juventud. No lo veo tan fatalista, pero entiendo a lo que se refieren.

Sí, caminando en ese silencio y soledad en el vasto campus de la facultad, me entró la melancolía. Los últimos seis meses en los que me levantaré apurada para que no me pongan falta, en los que me desvelaré haciendo tareas que no entiendo, contestando exámenes para los que no me preparé, topándome con amigos en los pasillos y dándonos una rápida actualización de nuestras vidas en dos minutos, volándome clases para perderme en los salones de música, disfrutando una hora libre para comer con compañeros, correr de punta a punta del campus porque olvidé imprimir un trabajo, sentarme en el zacate a leer y platicar, ensayando para el concierto musical del semestre y pararme en el escenario de la universidad... Y como esas, tantas cosas más que empezaré a extrañar demasiado cuando me esté poniendo esa toga y virrete, en ese último día en que cierre este capítulo y me vaya caminando con mil recuerdos.

Es un extraño sentimiento, éste. Una sensación de alegría y melancolía al mismo tiempo, que se sumerge en mí de una manera extrañamente armoniosa, siendo sentimientos que se oponen entre sí. No olvidaré lo que significará esta última parte y, desde hoy, con todo el estrés que me espera en el semestre más pesado de mi carrera, sé que disfrutaré infinitamente cada día y cristalizaré cada recuerdo con más aprecio que nunca.

P.D. Por cierto... ¡Feliz año nuevo! :D
2 Responses
  1. SM Says:

    Ultimo semestre, último capítulo de tu vida estudiantil. Lo interesante de este es que tu decides qué final le vas a poner y no tengo dudas que sera uno inolvidable =)

    "Education is what remains after one has forgotten what one has learned in school" AE


  2. JacquelineB. Says:

    Jojo, siempre con tus citas de Albert Einstein.
    Muchas gracias por el comment =).
    En efecto, tengo toda intención de disfrutar mi último y ajetreado semestre al máximo. Y nunca olvidaré un detalle de él.
    ¡Besos!


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