Si no he de ganar la guerra, al menos algo de paz me llevo. No tengo miedo a perder, porque se supone que ya no tengo nada. Tan llena y tan vacía. Tan perdida, pero sé exactamente lo que tengo que hacer. Pero, dicen que el camino se hace al andar... Yo qué sé de esas cosas y de nada. Sé de mi todo, pero hasta ahí encuentro signos de interrogación y enigmas. Laberintos.
Busco un encino. Busco lagrimear para sentirme viva, pero prometerme un café que no me deje dormir y perderme segundos. Quiero alzar las manos en danza y perderme en las multitudes. Nadie nunca murió de la felicidad, de la fiesta, de los momentos. Busco pellizcarme para dar un saltito de asombro que me haga notar el verde de los ríos y el azul de los árboles. Lo que nadie ve, he de encontrar. Busco tocar lo que mis yemas olvidaron sentir. Solía tener un adjetivo y un adverbio para todo, pero ahora siento la necesidad creciente de describir todo de nuevo: como si fuera la primera vez que lo registro.
Teniendo pies, no hay nada que me jalonee o me impida. Me he dejado llevar por un contrato, un ultimatum y una guillotina. ¿Quién dijo que tenía que ser así? ¿Por qué siempre optar por lo escrito, lo advertido, lo tajante? Hay maneras. Sí hay caminos que se terminan dibujando al andar, pero también hay capacidad de predicción. Y lo tengo todo al no tener nada. Es como renacer. No puedes decir que estás vacía si estás nueva. Tengo mis ojos, mi sangre, mi juventud, mis anhelos, mi pasado y mi boca abierta. Tengo paz.
Busco un encino. Busco lagrimear para sentirme viva, pero prometerme un café que no me deje dormir y perderme segundos. Quiero alzar las manos en danza y perderme en las multitudes. Nadie nunca murió de la felicidad, de la fiesta, de los momentos. Busco pellizcarme para dar un saltito de asombro que me haga notar el verde de los ríos y el azul de los árboles. Lo que nadie ve, he de encontrar. Busco tocar lo que mis yemas olvidaron sentir. Solía tener un adjetivo y un adverbio para todo, pero ahora siento la necesidad creciente de describir todo de nuevo: como si fuera la primera vez que lo registro.
Teniendo pies, no hay nada que me jalonee o me impida. Me he dejado llevar por un contrato, un ultimatum y una guillotina. ¿Quién dijo que tenía que ser así? ¿Por qué siempre optar por lo escrito, lo advertido, lo tajante? Hay maneras. Sí hay caminos que se terminan dibujando al andar, pero también hay capacidad de predicción. Y lo tengo todo al no tener nada. Es como renacer. No puedes decir que estás vacía si estás nueva. Tengo mis ojos, mi sangre, mi juventud, mis anhelos, mi pasado y mi boca abierta. Tengo paz.