Paz
JacquelineB.
Si no he de ganar la guerra, al menos algo de paz me llevo. No tengo miedo a perder, porque se supone que ya no tengo nada. Tan llena y tan vacía. Tan perdida, pero sé exactamente lo que tengo que hacer. Pero, dicen que el camino se hace al andar... Yo qué sé de esas cosas y de nada. Sé de mi todo, pero hasta ahí encuentro signos de interrogación y enigmas. Laberintos.

Busco un encino. Busco lagrimear para sentirme viva, pero prometerme un café que no me deje dormir y perderme segundos. Quiero alzar las manos en danza y perderme en las multitudes. Nadie nunca murió de la felicidad, de la fiesta, de los momentos. Busco pellizcarme para dar un saltito de asombro que me haga notar el verde de los ríos y el azul de los árboles. Lo que nadie ve, he de encontrar. Busco tocar lo que mis yemas olvidaron sentir. Solía tener un adjetivo y un adverbio para todo, pero ahora siento la necesidad creciente de describir todo de nuevo: como si fuera la primera vez que lo registro.

Teniendo pies, no hay nada que me jalonee o me impida. Me he dejado llevar por un contrato, un ultimatum y una guillotina. ¿Quién dijo que tenía que ser así? ¿Por qué siempre optar por lo escrito, lo advertido, lo tajante? Hay maneras. Sí hay caminos que se terminan dibujando al andar, pero también hay capacidad de predicción. Y lo tengo todo al no tener nada. Es como renacer. No puedes decir que estás vacía si estás nueva. Tengo mis ojos, mi sangre, mi juventud, mis anhelos, mi pasado y mi boca abierta. Tengo paz.
JacquelineB.
Creo que, al menos, volví a sentir un poquito de vida. No me importa de dónde venga. Los vientos quisieron soplar a mi camino, y yo, ¿cómo iba a bloquearlos? Mira que llevo bloqueada los sexenios, casi. No significa nada, pero al mundo entero le hará sentido. ¿Qué importa si no me hace sentido a mí? ¿Qué importa que se extermine? Del todo, no me importa nada. O bueno, no me importa del todo.

Quisiera hacer una pausa. Dicen que se puede cuando es tu propia película. No lo haría en el momento más inoportuno, al menos. Me esperaría... No, al diablo. Lo haría en el momento más pedante de todos, para que cale. Sí, que cale. ¿Cómo no? Si eso es lo que busco. Que se espine, que se entierre y que pique un nervio. Chihuahua. Bloqueada, te digo. No le dices nada a nadie, mujer. ¿De qué hablas?

Hablo de ser mujer. Hablo de ser humana y de las necesidades. Pero no tengo ninguna, mas que la misma. No importa que no sea cubierta... del todo. Porque el todo no importa. A mí me gustan más sus partes y se fregó. ¿Algún problema? Ah, que no es agresión. Es vida. Es como despertar. Qué pedante es despertar, pero hay que hacerlo todos los días, de una manera u otra. No estoy atacando a nadie. No estoy haciendo nada malo, pero tampoco estoy haciendo nada en el camino bueno. Estoy como en pausa, porque es mi película.

La película de mis sueños como que se distorsionó. O, al menos, se encuentra temporalmente rayada. ¿Quién ha podido, alguna vez en la vida, des-rayar una cinta? Yo diría que nadie. Que me desmienta quien ha podido. Está todo como lleno de piedras. No de esas que se sienten como úlceras, sino como cadillos. Pedante. Es que ya, que se detenga todo. Al diablo. Porque no parece avanzar y estoy como que en otros rollos. Si no quiero estar en ningún lugar, maldita sea. ¿Por qué siempre tengo que estar? ¿Por qué siempre tengo que responder? Que me respondan a mí.

Ni siquiera tengo algo que decir, fíjate.