JacquelineB.
Ojalá los humanos fuéramos estúpidos. Estúpidos en el sentido de no tener un almacén de memoria por ahí perdido en el encéfalo, no poder traer información a la conciencia mediante el recuerdo, no asociar emociones a objetos específicos o cosas por el estilo. Un mundo así sería fantástico, al menos vivir en él unos cuantos meses ahora me haría 'estúpidamente' feliz.

Como cuando no te aguantas la desesperación de jalarte la cascarita/costra rara que se te hace después de darte en la madre en las escaleras, pero vas y te la quitas. Duele hasta el hígado, pero por unos segundos nadamás. Lo que los estúpidos humanos no sabemos es que al hacer eso, lo único que lograste es 1) alentar el proceso de sanación, y 2) dejar una cicatriz permanente en tu piel. Coño. De haber sabido antes, hubiera aprendido a ser masoquista por más tiempo y aguantarme las ansias de la herida.

La cosa es que es la misma herida, para fines prácticos. La misma pinche herida que ya estoy harta de ver, de tocar, de ponerle pomada y esas cosas. ¡Córtame en otro lado, coño! Pero es que no, tiene que ser ahí, ¿en dónde más? Mi culpa por enseñarle dónde era, el (o los) punto débil. ¿A quién engaño? Toda yo soy un punto débil, haha.

La mente es lo que me mantiene circulando, supongo. Porque, por desgracia, resulta que no soy una mera humana estúpida. Para empezar, no se me olvida absolutamente nada que sea relevante. También tengo el súper-poder de predecir lo que viene y lo que me va a pasar antes de que me suceda, pero la pendejez en la corteza motora de seguir dándole hasta que algo me golpee muerta. Hey, humana al fin.

Y como tal, me perdono mis estupideces, aunque sean las mismas que repito desde la adolescencia. Acepto mis retrasos y mis defectos, y acepto que me defraude mi propio cerebro en el transcurso del tiempo. "El mal necesario de desprenderse", es lo que me he dicho todas las veces anteriores. Pero esta estúpida ya aprendió al fin que es el bien necesario de desprenderse.

Y ya.